Para alguien que no sabe qué esperar de la película, probablemente las primeras tomas filmadas desde un helicóptero persiguiendo un típico taxi neoyorkino amarillo ya caen mal. Oh, no, ¿me pongo a ver una película india para que me den un Misión Imposible? Aguanta! Con Bollywood, la paciencia premia. El taxi es interceptado por el FBI y plaf! tenía armas. A partir de ello, arrestan e interrogan al primer personaje de la historia, quien empieza a relatar la primera mitad de la película en retrospectiva, dando lugar a unas de las escenas más empalagosas posibles, pero en el marco de un relato en un interrogatorio del FBI.
Neil Nitin Mukesh (Omar) es un actor que lo saca a uno un poco de cuadro al ser el primer personaje en escena porque más parece italiano que indio. OK, sí, lo cual grafica una de las contradicciones del paradigma de belleza del Indostán. Pero el galán de la película no es él, sino el cuerísimo John Abram (Sameer) que da ganas de matarlo en su primera escena, en la cual corre en frente de toda la universidad para ser el primero en "izar la bandera gringa". No te preocupes cuñao, que esa escena de empalagamiento yanqui viene con recompensa, después de una hora y media, pero llega.
A este dúo de guapetones asiáticos se les une la ex modelo Katrina Kaif (Maya). Ahora la cosa se vuelve súper predecible. Un perfecto trío de amigos surasiáticos en la ficticia universidad de NYU-State (cosa un poco graciosa para los que conocemos el fashion parade que es NYU) con empalagosas escenas de risa, baile y felicidad. Uno está a punto de rendirse cuando booom!, se caen las torres y eso cambia el formato de la película. Omar abandona a Maya y Sameer para no sentirse violinista, ahí es donde el relato de Omar termina y él recibe la oferta de ser un espía infiltrado del FBI a cambio de su libertad. Su gran amigo de la universidad, Sameer es sospechoso de liderar una célula terrorista en New York y Omar no sólo acepta el trato por su libertad sino para demostrar que su gran amigo Sameer es un buen hombre y no puede ser un terrorista. Así es como Omar regresa a la vida de Maya y Sameer después de 7 años y se aloja en la casa de ellos, quienes se han casado y han tenido un hijo.
A la mitad de la historia, Omar confirma que Sameer es un líder terrorista y es cuando la película se vuelve medio gore. Sam relata que después del 9/11, es arrestado por el FBI junto a otros 1200 hombres de origen extranjero y musulmán. Son encerrados en prisiones de máxima seguridad y ahí es donde comienzan estas imágenes muy gráficas de torturas que no te van a dejar dormir bien esa noche. Y son esos relatos los que Sam usa para justificar su afiliación al terrorismo (en ningún momento se menciona Al-Qaeda), lo cual siembra esa duda que re cuestiona las bases más profundas de nuestra ética, a lo Dogville, sólo que más materialista. Pero ahí es donde realmente comienza la película y ahí es donde Bollywood se afirma como el otro lado de la moneda. Es decir, estamos viendo una película de acción, pero aquí los blancos son los malos y los marrones son los buenos. De ninguna manera New York justifica el terrorismo, pero cuenta una historia muy común desde el otro punto de vista, uno desde el que los peruanos nos deberíamos sentir muchomás identificados que del lado gringo, por mucho que no hayamos leído el Corán.
Hay una escena madre en que Maya es revisada por un policía y su compañero, al ver las manos del policía sobre el cuerpo de ella, derrama una lágrima, se vuelve prófugo de la justicia y busca a su grupo terrorista. Esto puede parecerle ridículo a un occidental, aún a un peruano, pero refleja muy bien las humillaciones por las que los tercermundisas pasamos cuando llegamos a un aeropuerto o cuando nos piden documentos porque nuestro color podría indicar un estatus "ilegal".